Cuarentena e inteligencia espiritual
Somos muchos los que nos
preguntamos si después de esta cuarentena aún
"sine die" algo cambiará en nuestras vidas, en nuestra
sociedad, en nuestras relaciones diarias.
Yo, como otras tantos no
tengo la respuestas, y en una realidad tan cambiante por lo insospechado de la
situación, intuyo diferentes escenarios de nuestra realidad cotidiana y me
atrevo a visualizar en mi cabeza como van a ser estas.
Pero claro, como educador
que deseo ser, más que enseñante, mi cabeza intenta visualizar el día después
de la vuelta a la escuela.
Soy consciente de la
diversidad de realidades, pero en muchos casos
los hogares se han convertido en
escuelas, lo que dificulta la separación del tiempo de trabajo y el tiempo de
ocio cuando, en muchos casos, las tareas de clase se suceden a cualquier hora
del día y de la semana.
Además en esta diversidad, no quiero olvidar que el
confinamiento en casa perjudica más al rendimiento de los niños de las familias
más humildes, con un menor número de dispositivos digitales y también menos
rutinas de nuevo aparte de condicionamiento económico está el peso de la
familia en la educación de sus hijos e
hijas.
Dicho lo dicho quiero volver
a mi reflexión inicial y lo quiero hacer incidiendo en la importancia que, el
desarrollo de todas las inteligencias tiene para un desarrollo integral de las
personas y cuando digo todas, quiero traer a primer plano el desarrollo de la
inteligencia espiritual, que nos puede dar instrumentos para abordar esta
situación de excepcionalidad.
Cuando estamos hablando de
docencia virtual y los entornos virtuales son una herramienta fantástica a la
que muchos hemos descubierto
posibilidades desconocidas, estamos preocupados, salvo excepciones, en compartir
conocimiento y actividades, en ocasiones-no siempre-sin adaptar al medio. Y en
el día después como "recuperar" esa materia "perdida" para
completar nuestros currículos.
A mí me gustaría decir muy
alto, a quien desee escuchar, que por supuesto necesitamos transmitir
conocimientos, necesitamos enseñar, pero creo que lo importante "el día
después" y en general en nuestra práctica educativa es ser educadores, ser
acompañantes, mirarles a la cara, empatizar con ellos y dar ejemplo. Sólo así
podremos construir ese mañana que todos deseamos.
Nuestros alumnos y alumnas
en éste momento también tienes unas necesidades, que desde la inteligencia
espiritual podemos y deberíamos abordar como una prioridad. Porque
en palabras de Elena Andrés "la educación acontece no al
margen de la vida sino en la vida".
Para empezar trabajar el pensamiento, es inevitable
que ante la excepcionalidad de la situación, según la edad y las circunstancias
y en mayor o menor medida se generen pensamientos que degeneran en emociones
que nos alejan de la paz interior y nos cuestiona la propia realidad.
Saber abordar estas situaciones desde un
pensamiento crítico implica no aceptar como válidas opiniones o afirmaciones
sin someterlas a su propio análisis y por tanto a su consideración basándose en
sus conocimientos y en otras opiniones o información que les permita establecer
su propio criterio de lo que es cierto o falso, máxime en un momento de
intoxicación informativa.
Respiración
consciente, respirar profundamente, y ser consciente de cómo
inhalas y exhalas el aire. Aprendiendo
a respirar más profundamente, conseguir mejorar la concentración, reducir el
estrés y te sentirse mejor en general.
Practicar alguna técnica de relajación La
relajación nos aporta un profundo
descanso, nos ayuda a equilibrar el
metabolismo, el ritmo cardíaco y la respiración, aparte de conseguir una intensa sensación de bienestar,
calma y tranquilidad. Repercute positivamente en nuestro estado general, sobre
todo en el psicológico.
La meditación es un estado de consciencia por medio del cual eres
capaz de liberar la mente y de los
pensamientos. Sentarse en un silla, cerrar los ojos y empezar a respirar profunda
y conscientemente. Durante al menos algunos minutos concentrarse en a respiración, observando la
mente y dejando que los pensamientos fluyan sin engancharte ni creerte ninguno
de ellos.
Vivir
el presente como oportunidad, puede parecer un
contrasentido en una situación de cuarentena. Pero no es el momento de pensar
por lo que podría haber sido, ni tampoco
te preocuparse por el futuro. Vive el hoy , aquí y ahora como oportunidad para
avanzar.
El silencio es una forma de concentrarse en sí mismo, para conocerse, cuidarse e
identificar los aspectos de la crisis actual con el fin de poner remedio, en la
medida de nuestras posibilidades.
Y por último aunque la
espiritualidad una dimensión propia de toda persona, independiente de
ideologías o creencias religiosas, permite
el acceso a la experiencia creyente para quienes lo deseen. Nos sitúa ante
el Misterio, y favorece que la fe alimentada por el encuentro personal con
Cristo.
El educador sabe bien cómo
gestionar actividades que favorezcan esta perspectiva, de forma que, mientras
dure la formación on-line y en el "día después" los educadores no
debiéramos olvidar esta aportación a una educación en valores que, en un
momento de crisis cómo la actual, toma , si cabe , mayor oportunidad.
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