Cierra un colegio histórico: Hijas de la Cruz.
El cierre de un colegio, siempre,
es una mala noticia. Recientemente se comunica el cierre del colegio
Presentación de María-Hijas de la Cruz-de Bilbao, un colegio histórico con más
de 150 años de presencia en la villa. Y no parece que sea la bajada de
natalidad, la única de las razones, sino más bien su vocación de servicio. Como
leemos en su web y es un calco de la realidad “Estamos abiertos a todos, no
vemos la interculturalidad como un problema sino como una característica de
estos tiempos. Acogemos a todos por igual”.
Pudiéramos hablar de esa frecuente acusación del elitismo de la escuela
concertada-y por supuesto que en algunos casos lo es-pero no deseo hablar de
eso, ya se hace con bastante frecuencia, sino de lo contrario, de una escuela
comprometida con la sociedad , como es el caso que nos ocupa.
Nadie, creo, que podrá negar que la labor de éste colegio ya desde su
fundación fue el responder a una demanda en la sociedad de su tiempo,
convirtiéndose en el primer colegio
femenino de la capital vizcaína, lo que supuso-tal y como se recoge en su
historia- una pequeña revolución.
A lo largo de los años se ha ido adaptando a las necesidades y demandas
del entorno y ya desde hace varias décadas
se ha convertido en un ejemplo de "escuela inclusiva abierta a las
lenguas, culturas y a las necesidades de todos nuestros alumnos y alumnas".
He tenido ocasión de conocer,
aunque sea de pasada, su proyecto educativo y su apuesta , por todas aquellas
metodologías que mejor pudieran responder a su realidad,desde una lectura
permanente de su tejido social y he podido comprobar el compromiso y la ilusión
del personal del centro por visibilizar programas de respuesta social.
En definitiva una apuesta por una educación integral, trabajando la
interioridad , los valores del compromiso, del compartir..., desde un respeto
total a la diversidad, también religiosa, de la persona unido a la transformación
del entorno.
Lo decía al comienzo, es una mala noticia, espero que se pueda
reconsiderar la labor social de la escuela católica, que nació para garantizar
el acceso a la educación de las clases más desfavorecidas y que hoy
todavía, adecuándose a los tiempos
realiza una gran labor.
Mi reconocimiento a la entidad titular y de una manera muy especial a sus profesionales, por su trabajo, que espero y deseo, en breve tiempo puedan continuar su vocación educativa.